Ensayo que sitúa el cine documental dentro del proceso histórico general de la cultura cinematográfica de los países en desarrollo. Define a Venezuela como un país subdesarrollado dada su economía dependiente y un desarrollo industrial en atraso. Considera que la industria del cine en Venezuela no existe como tal, sino para la filmación de comerciales alienantes y anti-educativos, que sirven de vehículo para la introducción de patrones culturales ajenos a nuestras costumbres. Sin embargo, señala que la industria cinematográfica nacional es una necesidad, obstaculizada por razones marcantilistas. Indica que la única solución viable y posible para la industria del cine en nuestro país es la de un cine de calidad y sustenta esta tesis como solución a los problemas de orden industrial y comercial porque sólo con calidad se puede competir y comerciar el producto cinematográfico en el exterior. Se centra en el cine documental, aquel que muestra la realidad tal y como se le presenta al realizador, sin endulzar la miseria y la amargura, porque al hacerlo así, repudia y destruye los valores sobre los cuales se asienta la sociedad que engendra la pobreza, y desenmascara además el uso turístico de la belleza de nuestros paisajes en films que huyen de nuestro pueblo, de sus hombres y de sus condiciones reales de vida. Concluye que no existen razones para que no se cree la industria del cine nacional; es una necesidad tanto cultural como económica;la no creación de tal industria obedece a razones de carácter ideológico, antinacionales y mercantilistas que auspician la penetración cultural extranjera en detrimento de los valores autóctonos.