Estudio monográfico que explica las limitaciones de acceso del público venezolano a las salas de exhibicion cinematográfica. Utiliza 17 referencias biblohemerográficas para explicar cuál es la temática que utiliza el cine extranjero que se exhibe en Venezuela, en qué cantidad y de dónde vienen los films que se importan, los efectos del cine como tal y del denominado cine televisivo en las audiencias infantil y adulta. Presenta una síntesis histórica del cine nacional desde 1897, cuando Guillermo y Manuel Trujillo Durán filman el corto Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa hasta 1979, año en que se introduce en el Congreso de la República el proyecto de Ley de Cine. Toma una muestra de 224 películas extranjeras y las clasifica por género y temática para establecer conclusiones al respecto. Describe la infraestructura de la comercialización del cine y proporciona cifras en relación a la distribución, exhibición y salas de cine en el país. Suministra datos específicos del llamado circuito alternativo, ese otro cine que no es comercial: producción independiente, producción institucional y producción universitaria. Finalmente, ofrece información acerca de los aspectos positivos del cine extranjero. Concluye que es muy difícil determinar cuáles son los efectos reales del cine en los aspectos cultural y social debido a que éste se presenta como un fenómeno cambiante, complejo y variable ; el cine en Venezuela se hace cada día más elitesco; en contraposición al cine de pantalla grande, está el cine televisivo que sí llega a una inmensa mayoría de la población; Venezuela exhibe alrededor de 500 películas nuevas al año, de las cuales más del 50 viene de Estados Unidos; al público venezolano le agradan sobre todo las películas de acción y comedias. En las temática del cine extranjero resaltan el erotismo explícito, la violencia, el terror y el suspenso. La mayor cobertura la tiene el cine en televisión. Por último, aporta algunas soluciones frente a la problemática que crea el cine extranjero como: crear conciencia crítica; procurar la formación cinematográfica; fomentar la participación activa del perceptor; promocionar y desarrollar el cine autóctono; promoción del buen cine extranjero y rechazo al cine perjudicial, y favorecer por todos los medios posibles la Ley de Cine.