El periodismo moderno tiene una presencia señalada en la narrativa contemporánea,al punto que con frencuencia se anulan las fronteras entre periodismo y novela,resultando arduo precisar donde empienza o dónde acaba una y otra modalidad de estilo. Esta situación prevalece hasta el siglo XIX, debido a que antes de este siglo, solo tuvo plena vigencia un periodismo informativo, fuertemente subjetivo;fundado en opiniones personales, poco interesado en la descripción directa de los hechos y sin un críterio definido al respecto de su comunicación con las masas. Al mismo tiempo que el periodismo europeo de la pasada centuria coincide con los métodos de la novela realista, en cuanto a investigación de la realidad histórica en sus expresión social, moral, ideológica y cultural, surge en los Estados Unidos un periodismo de vasta circulación, provisto de técnicas nuevas para relatar la noticia, que también habría de conciliarse y confundirse con lo que antes aparecía como bestión inaccesible y hóstil. El autor reacciona contra el generalizado prejuicio de que el periodismo pertenece al ámbito de lo subliterario, rescatando su dimesión estética. De esta manera demuestra como algunos novelistas de nuestros tiempos ha podido llegar, a través de sus experiencias de reporteros profesionales, hasta el plano más culto de la creación novelesca. Finalmente el autor analiza los diversos aportes del periodismo dentro de las más importantes literaturas occidentales: norteamericana, inglesa, francesa, alemana, italiana, rusa y española.