Cuando el Libertador puso pie definitivo en tierra firme en 1817 para emprender decisivamente la obra de la Emancipación, situó en Angostura el centro y eje de la estrategia política. Para divulgar sus ideas, necesitaba de un instrumento indispensable como la imprenta, que había encargado a José Miguel Istúriz, enviado a Jamaica para adquirirla y traerlo a su base de operaciones. En septiembre de 1817 llegaba el deseado taller a la ciudad de Angostura, para ser instalado seguidamente; pronto empezó a producir los impresos del Correo del Orinoco, anunciadores del proceso de la libertad de los pueblos. Leyes, proclamas, resoluciones del gobierno, órdenes militares, recorrían la creciente geografía de las zonas libres, que la espalda de los patriotas iba reconquistando al poder hispánico. En este texto esta ordenado autológicamente en cinco secciones: doctrina política, documentos militares, textos administrativos, América y miscelanias. El Correo del Orinoco se impuso en el mundo como signo de un gran augurio y fue el medio de educación general para preparar a los ciudadanos de los futuros estados américanos. Tres impresores fueron sucesivamente los artesanos del Correo del Orinoco: Andrés Rodinick, Thomas Bradshaw y W. Burrekstewart.